miércoles, 25 de abril de 2012

Capítulo 4: Errores


Recomiendo escuchar esta canción mientras lees:


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Las ruinas, más derruidas que construidas, se extendían en frente de la princesa y a ambos lados, los restos de la puerta yacían justo al otro lado del descampado, aunque en sí ya no era una puerta, solo un marco sin ninguna protección frente a allanamientos.

Eleone empezó a caminar con precaución hacia la puerta pero con brío y soltura, lo peor que esperaba de aquellas ruinas es que hubiese algún Sincorazón rezagado pero no podía evitar pensar que aquellas piedras estaban muy mal colocadas y podían caerse en cualquier momento.

Finalmente llegó a la entrada y asomó la cabeza esperando poder ver lo suficiente del interior para saber si era seguro aunque no vio gran cosa, solo más piedras, lugares saqueados y una zona más interior a la cual no tenía acceso con la vista.

-¿Hola...? Eleone, es obvio que no hay nadie en estas ruinas... ¡Vamos allá!

Y sin achantarse más por el aspecto de aquel lugar, la princesa de adentró en las ruinas con mucho cuidado mirando donde pisaba y bajo por donde pasaba yendo directamente hacia la parte de las ruinas que antes no podía ver.

No le costó mucho llegar, salvo un poco de cuidado, a una extraña sala con un extraño mural con dibujos bastante enigmáticos, en él aparecían personas orando a una especie de dios con forma de león blanco con alas. La princesa se quedó mirando las texturas del mural y las tocó con precaución.

-¿Un dios? Creo haber leído leyendas de un dios león en libros... ¿Significa esto que está en estas ruinas? ¿Es lo que habrá aquí escondido?

No tardó mucho en dejar de ver el mural Eleone y fue cuando halló aquel extraño mecanismo del que Alexander le había hablado. En toda su vida Eleone no había visto jamás un artefacto tan extraño, y es que de todas las cosas extrañas que Eleone había visto, aquella se llevaba la palma.

-Vaya... Así que esto es de lo que Alexander hablaba... Parece una especie de motor antiguo... ¡Espera! ¿Por qué sé que es un motor antiguo? No tiene ningún sentido que yo sepa eso.

La princesa de repente recordó que había estado en aquel lugar en sueños, todas aquellas premoniciones y visiones de días pasados ahora tenían sentido, en seguida Eleone se dio cuenta de que el don que ella tenía era más especial de lo que pensaba, a partir de ahora tenía que memorizar los sueños que tuviese, pues podrían tener algún significado para el futuro.

-Creo que ya sé como funciona, por eso nadie ha podio hacerlo funcionar.

Eleone no tardó en invocar su Llave espada y dando tres pasos hacia atrás, alejándose del extraño aparato, lo apuntó con el arma mágica y de ésta surgió un rayo de luz que al tocar la máquina, empezó a crujir y poco después a moverse como una polea abriendo el mural que había ahora detrás de Eleone mostrando un pasadizo subterráneo bastante oscuro.

-¡Voilà! Normal que nadie encontrara el truco, solo un Elegido podía hacerlo.

Eleone ahora se asomó a la enorme entrada hacia la oscuridad que acababa de abrir, pero no veía absolutamente nada. No le quedó más opción que convocar un pequeño hechizo de luz sobre la Llave espada para alumbrar lo que parecía ser un pasadizo con escaleras que llevaba hacia el subsuelo.

-No me gusta nada todo esto. Tengo un mal presentimiento.

Y tras tragar saliva y pensar que ya que había hecho todo el camino no le quedaba más que seguir adelante, Eleone tomó valentía de donde nunca la había sacado y comenzó a bajar los escalones con precaución y lentitud. Tras unos cuantos pasos, Eleone se vio envuelta totalmente por Oscuridad.

-No... No es por falta de luz... Esto... Esto es Oscuridad. Noto la presión. Si sigo bajando... Me engullirá. Pero no puedo dar media vuelta.

Eleone se tocó el pecho esperando que la luz que habitaba en su corazón la protegiese, y aunque no actuó como ella esperaba le ofreció la protección que le había pedido. En escasos segundos, una extraña armadura de un metal muy ligero se empezó a formar sobre la ropa de la princesa sin perder comodidad por ello, la armadura tenía extrañas formas e iba en tonos dorados, blancos y negros. Lo siguiente que fue cubierto fue su cabeza por un extraño casco completo con un visor en la cara que no le quitaba ningún campo de visión, finalmente sobre sus hombros surgieron dos hombreras y de ellas cayó una preciosa capa bordada en hilo de oro. La princesa se quedó atónita ante aquel espectáculo de luz y color, y la Llave espada seguía sujeta por su mano, ahora protegida por un guantelete, iluminando la cueva, aunque ahora ya no sentía la presión de la Oscuridad.

-¡Guau!

El eco resonó por todas las cuevas inferiores.

-Esto es... ¡genial! Ya no siento la Oscuridad.

La princesa, ahora totalmente protegida, siguió bajando por las escaleras ahora sin miedo a que le ocurriese nada malo, aquella armadura parecía una perfecta protección contra cualquier cosa.

Finalmente, y tras una ligera pendiente, Eleone llegó a lo que parecía un santuario de proporciones bastante grandes, a simple vista le pareció vacío pero en cuanto alzó un poco la Llave espada, pudo ver un enorme bulto en el centro de la estancia rodeado de una inmensa Oscuridad que por poco ahogó el corazón de Eleone.

-¿Qué... es... eso?

La curiosidad de la princesa entonces empezó a tomar forma, volvió a adquirir esa extraña valentía o temeridad y se acercó al montículo esperando poder ver qué era desde más cerca. Y tan pronto como dio unos cuantos pasos, aquella cosa se movió y empezó a latir como si tuviese vida.

-Respira... está... está vivo.

Eleone no pudo evitar levantar la Llave espada para enfocar a aquella cosa y entonces se levantó sobre sus dos enormes patas molesto por la luz.

-¡¿Quién osa molestarme en mi descanso con esa horrible luz?!
-Yo... yo... lo siento, no era mi intención.

La criatura aún evadía la luz que salía de la Llave espada, pero aún así se podía ver perfectamente su silueta, el gran tamaño que tomó al desplegar unas enormes alas de murciélago y el terror que acompañaba a cada palabra que decía.

-¡Apaga esa luz ahooooora mismo!

El terrible rugido que salió de su boca fue lo suficiente poderoso para echar hacia atrás a la princesa, aunque consiguió contener el brillo de su Llave espada, sin él se encontraría totalmente expuesta.

-¿Quién eres?, ¿qué haces aquí?
-¿Mmm...?, ¿un pequeño humano tiene la osadía de pedirme explicaciones? ¿Piensas que por tener una Llave espada puedes compararte a una divinidad?
-¿Una divinidad? ¿Eres el Dios león?
-...solían llamarme así hace mucho tiempo. La verdad es que no recuerdo la última vez que tuve una visita. Espera, ahora recuerdo porqué estoy aquí. ¡Humano insensato, tienes que salir de aquí ahora mismo!
-¿Qué...?

Pero la princesa no tuvo a penas tiempo para reaccionar, una enorme marabunta de Sincorazón les flanquearon a ella y al Dios león que en seguida tomó una posición agresiva.

-¡Has abierto la puerta, les has traído hasta aquí!
-¿Hasta aquí...?
-¡Esto es el Corazón de este Mundo, humano insensato, si los Sincorazón lo corrompen no quedará nada!
-Yo... yo... no lo sabía... lo siento...
-¡Fuera!
-Pero puedo ayudar...
-¡Fueeeeeeraaaaaa!

Asustada por lo que acababa de descubrir que había hecho mezclado con el temor de aquel horrible grito que estremeció el Corazón de la princesa, Eleone salió corriendo de nuevo escaleras arriba totalmente confusa y aterrorizada.

A penas iba por la mitad de la escalinata sintió un frío a sus espaldas y al girar la cabeza pudo ver como un enorme Lado oscuro la perseguía a una velocidad inusitada para aquella criatura tan torpe, no era uno cualquiera. Eleone aceleró aún más su escape sin siquiera sentir que aún llevaba la armadura, la velocidad fue tal que cuando quiso darse cuenta ya estaba saliendo por el mural de los dibujos y pocos segundos después salía por la puerta de las ruinas a la vez que la armadura desaparecía y el poderoso Lado oscuro destruía el resto de las ruinas para poder salir y perseguir a su presa.

Una vez alcanzó el descampado, la princesa se detuvo y rápidamente se dio la vuelta para encarar al Sincorazón.

-Si... si dejo que me persiga llegará a la ciudad... Y parece tan poderoso... Tengo que detenerle. ¿Qué he hecho?

Sin embargo no era momento para arrepentimientos, Eleone se puso en una estancia defensiva esperando un ataque del coloso que llegó en forma de puñetazo, uno rápido y poderoso que cuando fue detenido con la Llave espada hizo derrapar a la princesa varios metros rozando el suelo.

-No podré con él...

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Minutos antes, Vali llegaba al castillo dirigiéndose directamente a la sala del trono donde el rey, sentado en su trono, parecía estar discutiendo algo de vital importancia con su soldado más leal: Alexander.

-...tenemos que hacer algo.

Sin embargo, la llegada de Vali detuvo la discusión.

-Vali, ¿ocurre algo?
-Majestad, siento esta inoportuna molestia.
-No te preocupes. Dime, ¿qué es lo que te trae con esa intranquilidad?
-Hemos conseguido detener el avance Sincorazón, majestad. Pero hay algo que me preocupa.
-Eso son buenas noticias, Vali, espero que no vengan acompañadas de malas.
-No sé si son buenas o malas, majestad, pero... hubo una gran explosión en el centro de la ciudad, temía por la vida de quien estaba protegiendo la zona pero debía acudir a explicarle que esto no ha sido un ataque ocasional.
-¿Cómo dices?
-La Luna en el cielo, majestad. Apareció poco antes del ataque, creo que alguien la invocó y atrajo la atención de los Sincorazón.
-Eso no tiene mucho sentido.
-Alteza, puede que el capitán tenga razón. Nunca antes habíamos sufrido un ataque tan poderoso, ha habido algunas bajas incluso.
-Sin duda no puedo ignorar esto, pero ahora es más importante reagrupar las tropas por si viene otra oleada y esperar a ver qué ocurre. En cuanto a ti, Alexander, espero que arregles ese pequeño problema del que hemos hablado.
-Si, alteza.
-Capitán Vali, vuelve con tu batallón a esperar nuevas órdenes.
-Sí, majestad.

Ambos soldados salieron de la sala del trono pero en vez de seguir las órdenes del rey, Alexander comenzó a hablar.

-Vali, necesito tu ayuda.
-¿Ha ocurrido algo?
-La princesa Claudia se ha escapado del castillo...
-¿Qué ha hecho qué? No es momento para niñerías...
-Lo sé, es que... Yo... mandé a la princesa Eleone a un lugar y su hermana quiso ir a ayudarla.
-¡¿Que hiciste qué?
-Baja la voz, por favor, el rey aún no lo sabe.
-Pues debería saberlo, son sus hijas.
-La princesa Eleone me pidió que prometiera que no lo diría.
-¿Fue idea suya? ¿Y tú la ayudaste? ¿Qué clase de guardián manda a su protegida a un lugar desconocido en medio de una batalla?
-Lo sé, no ha sido muy prudente, pero tengo que ir a buscar a la princesa Claudia y temo por la princesa Eleone, por favor, ¿podrías ir tú a buscarla?
-¿Ahora tengo que arreglar yo tus enredos?
-Por favor, Vali. Si no lo haces por mí, hazlo por la princesa.
-Está bien, pero me debes una muy grande después de ésta. ¿A dónde la mandaste?
-A las ruinas del bosque de cristal.

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