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Las ruinas, más
derruidas que construidas, se extendían en frente de la princesa y a ambos
lados, los restos de la puerta yacían justo al otro lado del descampado, aunque
en sí ya no era una puerta, solo un marco sin ninguna protección frente a allanamientos.
Eleone empezó a
caminar con precaución hacia la puerta pero con brío y soltura, lo peor que
esperaba de aquellas ruinas es que hubiese algún Sincorazón rezagado pero no
podía evitar pensar que aquellas piedras estaban muy mal colocadas y podían
caerse en cualquier momento.
Finalmente llegó a la
entrada y asomó la cabeza esperando poder ver lo suficiente del interior para
saber si era seguro aunque no vio gran cosa, solo más piedras, lugares
saqueados y una zona más interior a la cual no tenía acceso con la vista.
-¿Hola...? Eleone, es
obvio que no hay nadie en estas ruinas... ¡Vamos allá!
Y sin achantarse más
por el aspecto de aquel lugar, la princesa de adentró en las ruinas con mucho
cuidado mirando donde pisaba y bajo por donde pasaba yendo directamente hacia
la parte de las ruinas que antes no podía ver.
No le costó mucho
llegar, salvo un poco de cuidado, a una extraña sala con un extraño mural con
dibujos bastante enigmáticos, en él aparecían personas orando a una especie de
dios con forma de león blanco con alas. La princesa se quedó mirando las
texturas del mural y las tocó con precaución.
-¿Un dios? Creo haber
leído leyendas de un dios león en libros... ¿Significa esto que está en estas
ruinas? ¿Es lo que habrá aquí escondido?
No tardó mucho en
dejar de ver el mural Eleone y fue cuando halló aquel extraño mecanismo del que
Alexander le había hablado. En toda su vida Eleone no había visto jamás un
artefacto tan extraño, y es que de todas las cosas extrañas que Eleone había
visto, aquella se llevaba la palma.
-Vaya... Así que esto
es de lo que Alexander hablaba... Parece una especie de motor antiguo...
¡Espera! ¿Por qué sé que es un motor antiguo? No tiene ningún sentido que yo
sepa eso.
La princesa de
repente recordó que había estado en aquel lugar en sueños, todas aquellas
premoniciones y visiones de días pasados ahora tenían sentido, en seguida Eleone
se dio cuenta de que el don que ella tenía era más especial de lo que pensaba,
a partir de ahora tenía que memorizar los sueños que tuviese, pues podrían
tener algún significado para el futuro.
-Creo que ya sé como
funciona, por eso nadie ha podio hacerlo funcionar.
Eleone no tardó en
invocar su Llave espada y dando tres pasos hacia atrás, alejándose del extraño
aparato, lo apuntó con el arma mágica y de ésta surgió un rayo de luz que al
tocar la máquina, empezó a crujir y poco después a moverse como una polea
abriendo el mural que había ahora detrás de Eleone mostrando un pasadizo
subterráneo bastante oscuro.
-¡Voilà! Normal que
nadie encontrara el truco, solo un Elegido podía hacerlo.
Eleone ahora se asomó
a la enorme entrada hacia la oscuridad que acababa de abrir, pero no veía
absolutamente nada. No le quedó más opción que convocar un pequeño hechizo de
luz sobre la Llave espada para alumbrar lo que parecía ser un pasadizo con
escaleras que llevaba hacia el subsuelo.
-No me gusta nada
todo esto. Tengo un mal presentimiento.
Y tras tragar saliva
y pensar que ya que había hecho todo el camino no le quedaba más que seguir
adelante, Eleone tomó valentía de donde nunca la había sacado y comenzó a bajar
los escalones con precaución y lentitud. Tras unos cuantos pasos, Eleone se vio
envuelta totalmente por Oscuridad.
-No... No es por
falta de luz... Esto... Esto es Oscuridad. Noto la presión. Si sigo bajando...
Me engullirá. Pero no puedo dar media vuelta.
Eleone se tocó el
pecho esperando que la luz que habitaba en su corazón la protegiese, y aunque
no actuó como ella esperaba le ofreció la protección que le había pedido. En
escasos segundos, una extraña armadura de un metal muy ligero se empezó a
formar sobre la ropa de la princesa sin perder comodidad por ello, la armadura
tenía extrañas formas e iba en tonos dorados, blancos y negros. Lo siguiente
que fue cubierto fue su cabeza por un extraño casco completo con un visor en la
cara que no le quitaba ningún campo de visión, finalmente sobre sus hombros
surgieron dos hombreras y de ellas cayó una preciosa capa bordada en hilo de
oro. La princesa se quedó atónita ante aquel espectáculo de luz y color, y la
Llave espada seguía sujeta por su mano, ahora protegida por un guantelete,
iluminando la cueva, aunque ahora ya no sentía la presión de la Oscuridad.
-¡Guau!
El eco resonó por
todas las cuevas inferiores.
-Esto es... ¡genial!
Ya no siento la Oscuridad.
La princesa, ahora
totalmente protegida, siguió bajando por las escaleras ahora sin miedo a que le
ocurriese nada malo, aquella armadura parecía una perfecta protección contra
cualquier cosa.
Finalmente, y tras
una ligera pendiente, Eleone llegó a lo que parecía un santuario de
proporciones bastante grandes, a simple vista le pareció vacío pero en cuanto
alzó un poco la Llave espada, pudo ver un enorme bulto en el centro de la
estancia rodeado de una inmensa Oscuridad que por poco ahogó el corazón de
Eleone.
-¿Qué... es... eso?
La curiosidad de la
princesa entonces empezó a tomar forma, volvió a adquirir esa extraña valentía
o temeridad y se acercó al montículo esperando poder ver qué era desde más
cerca. Y tan pronto como dio unos cuantos pasos, aquella cosa se movió y empezó
a latir como si tuviese vida.
-Respira... está...
está vivo.
Eleone no pudo evitar
levantar la Llave espada para enfocar a aquella cosa y entonces se levantó
sobre sus dos enormes patas molesto por la luz.
-¡¿Quién osa
molestarme en mi descanso con esa horrible luz?!
-Yo... yo... lo
siento, no era mi intención.
La criatura aún evadía
la luz que salía de la Llave espada, pero aún así se podía ver perfectamente su
silueta, el gran tamaño que tomó al desplegar unas enormes alas de murciélago y
el terror que acompañaba a cada palabra que decía.
-¡Apaga esa luz ahooooora mismo!
El terrible rugido
que salió de su boca fue lo suficiente poderoso para echar hacia atrás a la
princesa, aunque consiguió contener el brillo de su Llave espada, sin él se
encontraría totalmente expuesta.
-¿Quién eres?, ¿qué
haces aquí?
-¿Mmm...?, ¿un
pequeño humano tiene la osadía de pedirme explicaciones? ¿Piensas que por tener
una Llave espada puedes compararte a una divinidad?
-¿Una divinidad?
¿Eres el Dios león?
-...solían llamarme así
hace mucho tiempo. La verdad es que no recuerdo la última vez que tuve una
visita. Espera, ahora recuerdo porqué estoy aquí. ¡Humano insensato, tienes que
salir de aquí ahora mismo!
-¿Qué...?
Pero la princesa no tuvo a penas tiempo para reaccionar, una enorme marabunta de Sincorazón les flanquearon a ella y al Dios león que en seguida tomó una posición agresiva.
Pero la princesa no tuvo a penas tiempo para reaccionar, una enorme marabunta de Sincorazón les flanquearon a ella y al Dios león que en seguida tomó una posición agresiva.
-¡Has abierto la
puerta, les has traído hasta aquí!
-¿Hasta aquí...?
-¡Esto es el Corazón
de este Mundo, humano insensato, si los Sincorazón lo corrompen no quedará
nada!
-Yo... yo... no lo
sabía... lo siento...
-¡Fuera!
-Pero puedo ayudar...
-¡Fueeeeeeraaaaaa!
Asustada por lo que
acababa de descubrir que había hecho mezclado con el temor de aquel horrible
grito que estremeció el Corazón de la princesa, Eleone salió corriendo de nuevo
escaleras arriba totalmente confusa y aterrorizada.
A penas iba por la
mitad de la escalinata sintió un frío a sus espaldas y al girar la cabeza pudo
ver como un enorme Lado oscuro la perseguía a una velocidad inusitada para
aquella criatura tan torpe, no era uno cualquiera. Eleone aceleró aún más su
escape sin siquiera sentir que aún llevaba la armadura, la velocidad fue tal
que cuando quiso darse cuenta ya estaba saliendo por el mural de los dibujos y
pocos segundos después salía por la puerta de las ruinas a la vez que la
armadura desaparecía y el poderoso Lado oscuro destruía el resto de las ruinas
para poder salir y perseguir a su presa.
Una vez alcanzó el
descampado, la princesa se detuvo y rápidamente se dio la vuelta para encarar
al Sincorazón.
-Si... si dejo que me
persiga llegará a la ciudad... Y parece tan poderoso... Tengo que detenerle.
¿Qué he hecho?
Sin embargo no era
momento para arrepentimientos, Eleone se puso en una estancia defensiva
esperando un ataque del coloso que llegó en forma de puñetazo, uno rápido y
poderoso que cuando fue detenido con la Llave espada hizo derrapar a la
princesa varios metros rozando el suelo.
-No podré con él...
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Minutos antes, Vali
llegaba al castillo dirigiéndose directamente a la sala del trono donde el rey,
sentado en su trono, parecía estar discutiendo algo de vital importancia con su
soldado más leal: Alexander.
-...tenemos que hacer
algo.
Sin embargo, la
llegada de Vali detuvo la discusión.
-Vali, ¿ocurre algo?
-Majestad, siento esta
inoportuna molestia.
-No te preocupes.
Dime, ¿qué es lo que te trae con esa intranquilidad?
-Hemos conseguido
detener el avance Sincorazón, majestad. Pero hay algo que me preocupa.
-Eso son buenas
noticias, Vali, espero que no vengan acompañadas de malas.
-No sé si son buenas
o malas, majestad, pero... hubo una gran explosión en el centro de la ciudad,
temía por la vida de quien estaba protegiendo la zona pero debía acudir a
explicarle que esto no ha sido un ataque ocasional.
-¿Cómo dices?
-La Luna en el cielo,
majestad. Apareció poco antes del ataque, creo que alguien la invocó y atrajo
la atención de los Sincorazón.
-Eso no tiene mucho
sentido.
-Alteza, puede que el
capitán tenga razón. Nunca antes habíamos sufrido un ataque tan poderoso, ha
habido algunas bajas incluso.
-Sin duda no puedo
ignorar esto, pero ahora es más importante reagrupar las tropas por si viene
otra oleada y esperar a ver qué ocurre. En cuanto a ti, Alexander, espero que
arregles ese pequeño problema del que hemos hablado.
-Si, alteza.
-Capitán Vali, vuelve
con tu batallón a esperar nuevas órdenes.
-Sí, majestad.
Ambos soldados
salieron de la sala del trono pero en vez de seguir las órdenes del rey,
Alexander comenzó a hablar.
-Vali, necesito tu
ayuda.
-¿Ha ocurrido algo?
-La princesa Claudia
se ha escapado del castillo...
-¿Qué ha hecho qué?
No es momento para niñerías...
-Lo sé, es que...
Yo... mandé a la princesa Eleone a un lugar y su hermana quiso ir a ayudarla.
-¡¿Que hiciste qué?
-Baja la voz, por favor, el rey aún no lo sabe.
-Baja la voz, por favor, el rey aún no lo sabe.
-Pues debería
saberlo, son sus hijas.
-La princesa Eleone
me pidió que prometiera que no lo diría.
-¿Fue idea suya? ¿Y tú
la ayudaste? ¿Qué clase de guardián manda a su protegida a un lugar desconocido
en medio de una batalla?
-Lo sé, no ha sido
muy prudente, pero tengo que ir a buscar a la princesa Claudia y temo por la
princesa Eleone, por favor, ¿podrías ir tú a buscarla?
-¿Ahora tengo que
arreglar yo tus enredos?
-Por favor, Vali. Si
no lo haces por mí, hazlo por la princesa.
-Está bien, pero me
debes una muy grande después de ésta. ¿A dónde la mandaste?
-A las ruinas del
bosque de cristal.
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