domingo, 6 de mayo de 2012

Capítulo 10: El principio del fin


Recomiendo escuchar esta canción mientras lees:


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Keiro fue el único de entre los tres de volver a levantarse, Zero se había quedado aturdido del golpe contra la pared y Jaleel había quedado noqueado al recibir el peor de los golpes.

-Vas a necesitar algo más que eso para vencerme.

Keiro salió disparado con la intención de volver a atacar al joven oscuro el cual esquivó los potentes ataques del muchacho con facilidad, luego contraatacó de nuevo con un proyectil de Oscuridad que Keiro consiguió detener con la Llave espada y lo reflejó contra una de las paredes que abrió un boquete.

-Buenos reflejos.
-Veamos cómo están los tuyos.

Keiro disipó su Llave espada que se convirtieron nuevamente en grebas y guanteletes y se lanzó al ataque. Ambos combatientes empezaron una encarnizada pelea cuerpo a cuerpo, por suerte las partes metálicas protegían a Keiro de los poderosos golpes del joven.

-No está mal. Pero así no vas a conseguir llegar al Corazón.
-¡Cállate!

Keiro rodeó con un aura de energía los guanteletes y comenzó a golpear con velocidad al señor oscuro que detenía los ataques como podía. Finalmente Keiro reunió la energía restante que le quedaba en sus brazos y golpeó con los dos a la vez.

-¡Puerta de Baldur!

El golpe fue detenido por las manos del oscuro ser, pero la onda expansiva que le siguió fue golpeando articulación por articulación hasta que llegó a los hombros y salió disparado contra una pared destruyéndola en el proceso. Aún así Keiro se arrodilló cansado y magullado.

-Esto no ha acabado.

Y tal y como predijo, los escombros fueron lanzados contra Keiro que consiguió desviarlos con un preciso y poderoso puñetazo, pero antes de que pudiera volver a ponerse en guardia vio al joven justo delante de él que le cogió de la cabeza y empezó a estamparle contra las columnas de la habitación y luego lo lanzó contra una de las paredes dejándole finalmente derrotado.

-No, no ha acabado. Jeje.
-Solo acaba de empezar...

Zero, desde el otro lado de la habitación consiguió levantarse con la espalda dolorida con el apoyo de su Llave espada e invocó la segunda con dificultad.

-Pareces cansado.
-La batalla de antes...
-Espera.

Jaleel también se levantó al lado de Vali y se unió a la refriega. Vali aún seguía inconsciente.

-¿Os queréis unir los dos a vuestro amiguito?
-Recuerda, Zero. Concentración y coordinación.

Las tres Llaves espada al unísono se lanzaron contra el joven oscuro y empezaron a volar en varias direcciones mientras las esquivaba con acrobacias y rápidos movimientos. En un último intento de cogerle, Jaleel reunió Oscuridad en torno a su mano izquierda y como si de una aspiradora se tratase atrajo al señor de la oscuridad hacia él.

-¡Ahora!

Zero no desaprovechó la oportunidad para lanzarse con un rápido combo de ataques hacia el indefenso joven que iba directo hacia la mano de Jaleel, pero aprovechó la potencia de la absorción para llegar antes hacia su objetivo y cogiendo del brazo al Elegido se lo lanzó al otro joven estampando a los dos contra Keiro.

-Algo me dice que ya habéis acabado.

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Mientras tanto, los otros cuatro Elegidos llegaban al claro ya descongelado en frente de las ruinas y bajándose de la Llave deslizador ésta desapareció de nuevo.

-No hay tiempo. ¿Dónde está la entrada?
-Se vino abajo cuando aquel Sincorazón me persiguió.
-Ahí hay una grieta. Usémosla de entrada.

Blanck no se lo pensó dos veces y se lanzó de cabeza por la grieta cayendo con las manos y dando una acrobacia para caer de pie.

-No voy a quedarme aquí mientras él se lleva el mérito.

Bastet le siguió, aunque ella decidió bajar de manera más segura derrapando, finalmente las hermanas se miraron y se ayudaron a bajar como si aquello fuera un tobogán.

-Moscas molestas... No paran de venir...

Antes de que los Elegidos pudieran ver al señor de la oscuridad, éste abrió un enorme portal de Oscuridad por el que llegó un Lado oscuro.

-Me ha parecido ver a Keiro.
-Y ahí delante estaba Zero.
-Pero es obvio que esta criatura no nos va a dejar pasar.
-Es como el Sincorazón de la otra vez, es más grande de lo normal.
-Dejádmelo a mí, vosotras seguir adelante.
-Pero Blanck...
-Tranquila, he descansado bastante. Creo que tengo las energías al máximo.

Blanck invocó su Llave espada y se lanzó hacia el Lado oscuro esperando conseguir una apertura para que el trío femenino pudiera pasar. Las tres jóvenes aprovecharon para pasar mientras Blanck era estampado contra la pared contraria pero siguieron sus deseos y se adelantaron hacia donde Keiro, Jaleel y Zero estaban medio inconscientes contra la pared.

-¡Keiro!
-¡Zero!
-¿Eh?, ¿Jaleel?
-Ni un paso más.

Fue entonces cuando el joven oscuro apareció delante de las chicas y las detuvo.

-O acabaréis como ellos.
-¡Apártate!

Y aunque no fue ella quien le apartó, de repente se vio una suave neblina blanca y como desde el otro lado de la habitación surgió un poderoso rayo de hielo que dejó congelado al señor de la Oscuridad en un enorme bloque gélido.

-¿Qué?

Cuando miraron a la habitación del mural del Dios León, vieron a Vali junto a una mujer de piel y pelo azul posicionados como si acabaran de lanzar un rayo desde sus manos.

-¡Vali!

Aunque Vali no respondió, se tambaleó y mientras desaparecía aquella mujer azul consiguió sostenerse contra una pared. Momento que Keiro aprovechó para levantarse, dejando a Jaleel y Zero “descansar”.

-Bastet.
-Keiro.
-Ahora no hay tiempo para reuniones, el hielo no va a aguantar.
-Vali tiene razón, debemos aprovechar este momento.

Eleone no se lo pensó dos veces y salió corriendo hacia la puerta oscura y mientras volvía a bajar las escaleras, la armadura le volvió a rodear mágicamente.

-¡Princesa!
-¡Hermana!

Keiro y Bastet la siguieron lentamente hasta que quedaron frente a Vali y le ayudaron a sostenerse.

-¿Sabes que hay ahí abajo?
-No... No me dio tiempo a explorar las ruinas, pero esa Oscuridad...
-No creo que sea buena para el cuerpo.
-Entonces bajaré yo.
-¡Bastet!
-Esa Oscuridad no te viene bien Keiro, y tú, no creo que puedas moverte bien. La princesa necesita ayuda. Bajaré yo. Tranquilo, Keiro, yo te he dejado venir aquí, ahora me toca a mí resultaros útil.

Keiro no habló, solo afirmó con la cabeza y mientras Bastet se adentraba en la Oscuridad a ella también le rodeó una armadura como la de la princesa, aunque la de ella era de colores rojos y carmesíes.

Mientras Blanck, que había recibido algunas heridas, se postraba ahora sobre sus cuatro extremidades como una fiera acorralada y atacaba sin parangón al Lado oscuro mientras recibía cierto apoyo de Claudia con hechizos curativos.

-Blanck, aguanta.
-Cura a esos dos, yo estoy bien.
-Pero...
-¡Hazlo, no hay tiempo y necesitamos siete Llaves espada!

Blanck rugió tras gritar aquello y se abalanzó sobre la cabeza del Lado oscuro golpeándola repetidamente con todas sus fuerzas. A Claudia no le quedó más remedio que aceptar y tras pasar al lado del bloque de hielo con miedo llegó ante Zero y Jaleel que les curó y recuperaron los sentidos.

-Claudia.
-Tómatelo con calma. Y tú también Jaleel.
-Pero Blanck necesita ayuda.
-Pues dársela cuando podáis, ahora sólo seríais una carga.

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Eleone terminó de bajar los escalones con su Llave espada iluminada cuando llegó al santuario de Madine, quien envuelto en Oscuridad seguía luchando medio vencida contra una gran cantidad de Sincorazón.

-Necesita ayuda. Pero aquí... me cuesta tanto poder invocar mi Luz.
-¡Eleoneeeeee!
-¿Eh?
-Eleone, estoy aquí contigo.
-Bastet, tú también tienes una armadura.
-Sí, como ya te dije, mi Maestro me enseñó muchas cosas. ¿Ese es el Dios León? Y cuántos Sincorazón...
-Tenemos que ayudarla, Bastet. Ya a penas puede mantenerse en pie.
-Déjamelo a mí.
-Pero... no hay Luz.
-Yo haré una, una que nunca se apaga.

Bastet dio un paso al frente y saltando al aire con todas sus fuerzas cargó todas sus energías en la Llave espada con la cual empezó a lanzar varios meteoros de fuego que impactaban y destruían a los Sincorazón, y ya de paso iluminaban la sala.

-¿Así está bien?
-Sí, será...

Pero entonces el señor de la Oscuridad apareció justo en frente de Bastet y la arrojó con fuerza contra una de las paredes, bajo la cual había un tremendo abismo. Por suerte Bastet consiguió agarrarse al filo.

-¡Bastet!
-¡Estoy bien!
-No vais a recibir ninguna ayuda de nadie.
-Tú, maldito seas...
-Princesa...
-¿Eh?, ¿quién...?
-Princesa.
-¡Madine!
-Princesa, préstame tu poder.
-¿Mi poder?
-¡Rápido!
-Yo...
-¡No!

Pero el grito del joven oscuro se ahogó, Eleone aprovechó la luz que surgía de las llamas de fuego, se tocó el pecho y llamando a su Corazón, su Luz y la de Madine se conectaron brillando las dos con gran fuerza. Entonces una gran explosión de luz bañó toda la habitación y la Oscuridad y el fuego desaparecieron. Ahora la sala era toda blanca, Madine ya no parecía más estar recubierta de Oscuridad, no quedaban Sincorazón y el señor de la Oscuridad ya no estaba por ninguna parte.

-¡Bastet!

Eleone se arrojó rápidamente hacia el abismo para sujetar una de las manos de Bastet y ayudarla a subir. Las dos quedaron tumbadas por el exceso de esfuerzo.

-¿Estás bien?
-Sí.
-Princesa.
-Madine.
-Tenéis que salir de aquí. El sello.
-Sí.

Eleone se levantó de un salto y ayudando a Bastet que hiciera lo mismo empezaron a subir las escaleras con toda velocidad mientras las armaduras desaparecían, una vez llegaron arriba los otros Elegidos estaban reunidos tras haber conseguido acabar con el Lado oscuro y las esperaban.

-¡Eleone!
-¡Bastet!
-Ahora no hay tiempo, preparad las Llaves Espada.

Eleone saltó justo delante del resto de Elegidos seguida de Bastet y apuntó con su Llave espada a donde días antes se encontraba el mural del Dios León.

-¿Qué hacemos exactamente?
-Solo concentrar vuestra Luz en la Llave espada y disparar un haz.

Los ocho Elegidos, uno más de lo necesario apuntaron con precisión a la puerta y sus haces de Luz la bañaron con una poderosa fuerza, obligando al muro que se volviera a cerrar mientras un gran cerradura sellada con sus Llaves espada se dibujaba mágicamente en el centro de ésta.

-Parece que ya está.

Eleone, cansada pero satisfecha de haber enmendado lo que había hecho se dejó caer al suelo relajada.

-Sí, lo hemos conseguido.
-Parece que todas estas batallas han tenido sus frutos.
-A mí me basta con saber que el Mundo está a salvo.

De pronto unas risas empezaron a sonar como un eco por todos lados y varios portales de Oscuridad, exactamente seis, dieron cabida a seis figuras envueltas en Oscuridad en aquella enorme sala, justo detrás de los Elegidos que se giraron desafiantes con sus Llaves espada ante tales amenazas. Entre ellos estaba el joven al que habían hecho frente en dos ocasiones.

-Así que estos son los Elegidos dos veces.
-¡¿Quienes sois vosotros?!
-¿Acaso importa quienes seamos? Lo que importa es que vamos a hacer.
-¿Qué vais a hacer?
-No creáis que nos habéis vencido por volver a cerrar la puerta, esto solo ha retrasado lo inevitable.
-¡Nunca ganaréis!
-¿Ganar, perder? Son solo dos maneras de verlo. Recordad, no importa quien gane una batalla, sino quien gane la guerra. Y nosotros llevamos bastante ventaja.
-¿Vuestra meta es tan solo devolver todo a la Oscuridad?
-Nuestra meta no es la Oscuridad, es el poder.
-¡El poder es solo para quien se lo merece!
-No. El poder es para quien se lo gana. Y nosotros lo tenemos.
-¡Os derrotaremos!
-Esperaremos con ansias ese día.

Las cinco sombras que no eran visibles desaparecieron, quedando tan solo el joven al que ya conocían.

-Recordad, nos volveremos a ver.
-Tenlo por seguro.

Finalmente desapareció el último dejando a los ocho Elegidos solos de nuevo.

-¿Por qué harán todo esto?, ¿qué ganan destruyéndolo todo?
-Si supiéramos qué son...
-No son Sincorazón.
-¿Estás seguro, Jaleel?
-Su Oscuridad no procede de un Corazón, son como yo, o algo así.
-No deberías usar la Oscuridad.
-No voy a dar explicaciones de lo que haga o deje de hacer. Gracias a esa Oscuridad hemos podido evitar todo esto. Saber eso es suficiente para mí.
-Y para mí.
-Bueno...
-Princesa, confiad en Jaleel, sabe lo que hace.
-¿Y ahora qué?
-Hemos ganado, deberíamos descansar.
-No hemos ganado nada, ya les habéis oído. No pararán hasta destruir este Mundo pero no podemos quedarnos de brazos cruzados.
-¿Y qué quieres que hagamos?
-Buscarles.
-¿Buscarles?, ¿dónde?
-No tenemos que buscarles, ellos vendrán a nosotros.
-Ahora no tiene sentido discutir esto, no podemos pensar con claridad después de lo que ha pasado.
-Vali tiene razón, deberíamos volver al castillo y hablar con mi padre. Me alegrará darle la noticia de que todo está bien otra vez.
-Sí, seguro que padre se alegrará.
-Y cuando hayamos descansado podremos pensar con claridad cual es el siguiente paso.

Ninguno más habló, todos parecían estar de acuerdo en ese punto, así que recuperando las pocas fuerzas que les quedaban volvieron a trepar por la salida llegando al claro donde sorprendidos, recibieron una bienvenida de parte del rey, Alexander y algunos soldados que les escoltaban.

-¡Padre!

Eleone y Claudia salieron corriendo hasta quedar en frente de su padre, mirándoles con felicidad.

-¡Hijas!
-Padre, hemos vuelto a sellar la puerta, ya no tienes nada que temer.
-Eso es una gran noticia, pero no volváis a darme un susto a... a...
-Padre, ¿ocurre algo?
-Yo... no...
-¡Majestad!
-Mi pecho...

El rey empezó a cogerse del pecho con fuerza empezando a caerse aunque rápidamente sus hijas y Alexander le sostuvieron como pudieron.

-Padre, ¿qué te ocurre?
-Majestad, reaccione.

Eleone se quedó paralizada viendo como su padre cerraba los ojos y no respondía a nada de lo que le decían.

-¡Paaaadreeeee!

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