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Keiro fue el único de
entre los tres de volver a levantarse, Zero se había quedado aturdido del golpe
contra la pared y Jaleel había quedado noqueado al recibir el peor de los
golpes.
-Vas a necesitar algo
más que eso para vencerme.
Keiro salió disparado
con la intención de volver a atacar al joven oscuro el cual esquivó los
potentes ataques del muchacho con facilidad, luego contraatacó de nuevo con un
proyectil de Oscuridad que Keiro consiguió detener con la Llave espada y lo
reflejó contra una de las paredes que abrió un boquete.
-Buenos reflejos.
-Veamos cómo están
los tuyos.
Keiro disipó su Llave
espada que se convirtieron nuevamente en grebas y guanteletes y se lanzó al
ataque. Ambos combatientes empezaron una encarnizada pelea cuerpo a cuerpo, por
suerte las partes metálicas protegían a Keiro de los poderosos golpes del
joven.
-No está mal. Pero así
no vas a conseguir llegar al Corazón.
-¡Cállate!
Keiro rodeó con un
aura de energía los guanteletes y comenzó a golpear con velocidad al señor
oscuro que detenía los ataques como podía. Finalmente Keiro reunió la energía
restante que le quedaba en sus brazos y golpeó con los dos a la vez.
-¡Puerta de Baldur!
El golpe fue detenido
por las manos del oscuro ser, pero la onda expansiva que le siguió fue
golpeando articulación por articulación hasta que llegó a los hombros y salió
disparado contra una pared destruyéndola en el proceso. Aún así Keiro se
arrodilló cansado y magullado.
-Esto no ha acabado.
Y tal y como predijo,
los escombros fueron lanzados contra Keiro que consiguió desviarlos con un
preciso y poderoso puñetazo, pero antes de que pudiera volver a ponerse en
guardia vio al joven justo delante de él que le cogió de la cabeza y empezó a
estamparle contra las columnas de la habitación y luego lo lanzó contra una de
las paredes dejándole finalmente derrotado.
-No, no ha acabado.
Jeje.
-Solo acaba de
empezar...
Zero, desde el otro
lado de la habitación consiguió levantarse con la espalda dolorida con el apoyo
de su Llave espada e invocó la segunda con dificultad.
-Pareces cansado.
-La batalla de
antes...
-Espera.
Jaleel también se
levantó al lado de Vali y se unió a la refriega. Vali aún seguía inconsciente.
-¿Os queréis unir los
dos a vuestro amiguito?
-Recuerda, Zero.
Concentración y coordinación.
Las tres Llaves
espada al unísono se lanzaron contra el joven oscuro y empezaron a volar en
varias direcciones mientras las esquivaba con acrobacias y rápidos movimientos.
En un último intento de cogerle, Jaleel reunió Oscuridad en torno a su mano
izquierda y como si de una aspiradora se tratase atrajo al señor de la
oscuridad hacia él.
-¡Ahora!
Zero no desaprovechó
la oportunidad para lanzarse con un rápido combo de ataques hacia el indefenso
joven que iba directo hacia la mano de Jaleel, pero aprovechó la potencia de la
absorción para llegar antes hacia su objetivo y cogiendo del brazo al Elegido
se lo lanzó al otro joven estampando a los dos contra Keiro.
-Algo me dice que ya
habéis acabado.
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Mientras tanto, los
otros cuatro Elegidos llegaban al claro ya descongelado en frente de las ruinas
y bajándose de la Llave deslizador ésta desapareció de nuevo.
-No hay tiempo.
¿Dónde está la entrada?
-Se vino abajo cuando aquel Sincorazón me persiguió.
-Se vino abajo cuando aquel Sincorazón me persiguió.
-Ahí hay una grieta.
Usémosla de entrada.
Blanck no se lo pensó dos veces y se lanzó de cabeza por la grieta cayendo con las manos y dando una acrobacia para caer de pie.
-No voy a quedarme
aquí mientras él se lleva el mérito.
Bastet le siguió,
aunque ella decidió bajar de manera más segura derrapando, finalmente las
hermanas se miraron y se ayudaron a bajar como si aquello fuera un tobogán.
-Moscas molestas...
No paran de venir...
Antes de que los
Elegidos pudieran ver al señor de la oscuridad, éste abrió un enorme portal de
Oscuridad por el que llegó un Lado oscuro.
-Me ha parecido ver a
Keiro.
-Y ahí delante estaba Zero.
-Pero es obvio que
esta criatura no nos va a dejar pasar.
-Es como el
Sincorazón de la otra vez, es más grande de lo normal.
-Dejádmelo a mí,
vosotras seguir adelante.
-Pero Blanck...
-Tranquila, he
descansado bastante. Creo que tengo las energías al máximo.
Blanck invocó su
Llave espada y se lanzó hacia el Lado oscuro esperando conseguir una apertura
para que el trío femenino pudiera pasar. Las tres jóvenes aprovecharon para
pasar mientras Blanck era estampado contra la pared contraria pero siguieron
sus deseos y se adelantaron hacia donde Keiro, Jaleel y Zero estaban medio
inconscientes contra la pared.
-¡Keiro!
-¡Zero!
-¿Eh?, ¿Jaleel?
-Ni un paso más.
Fue entonces cuando
el joven oscuro apareció delante de las chicas y las detuvo.
-O acabaréis como
ellos.
-¡Apártate!
Y aunque no fue ella
quien le apartó, de repente se vio una suave neblina blanca y como desde el
otro lado de la habitación surgió un poderoso rayo de hielo que dejó congelado
al señor de la Oscuridad en un enorme bloque gélido.
-¿Qué?
Cuando miraron a la
habitación del mural del Dios León, vieron a Vali junto a una mujer de piel y
pelo azul posicionados como si acabaran de lanzar un rayo desde sus manos.
-¡Vali!
Aunque Vali no
respondió, se tambaleó y mientras desaparecía aquella mujer azul consiguió
sostenerse contra una pared. Momento que Keiro aprovechó para levantarse,
dejando a Jaleel y Zero “descansar”.
-Bastet.
-Keiro.
-Ahora no hay tiempo
para reuniones, el hielo no va a aguantar.
-Vali tiene razón,
debemos aprovechar este momento.
Eleone no se lo pensó
dos veces y salió corriendo hacia la puerta oscura y mientras volvía a bajar
las escaleras, la armadura le volvió a rodear mágicamente.
-¡Princesa!
-¡Hermana!
Keiro y Bastet la
siguieron lentamente hasta que quedaron frente a Vali y le ayudaron a
sostenerse.
-¿Sabes que hay ahí
abajo?
-No... No me dio
tiempo a explorar las ruinas, pero esa Oscuridad...
-No creo que sea
buena para el cuerpo.
-Entonces bajaré yo.
-¡Bastet!
-Esa Oscuridad no te
viene bien Keiro, y tú, no creo que puedas moverte bien. La princesa necesita
ayuda. Bajaré yo. Tranquilo, Keiro, yo te he dejado venir aquí, ahora me toca a
mí resultaros útil.
Keiro no habló, solo
afirmó con la cabeza y mientras Bastet se adentraba en la Oscuridad a ella
también le rodeó una armadura como la de la princesa, aunque la de ella era de colores
rojos y carmesíes.
Mientras Blanck, que
había recibido algunas heridas, se postraba ahora sobre sus cuatro extremidades
como una fiera acorralada y atacaba sin parangón al Lado oscuro mientras recibía
cierto apoyo de Claudia con hechizos curativos.
-Blanck, aguanta.
-Cura a esos dos, yo
estoy bien.
-Pero...
-¡Hazlo, no hay
tiempo y necesitamos siete Llaves espada!
Blanck rugió tras
gritar aquello y se abalanzó sobre la cabeza del Lado oscuro golpeándola
repetidamente con todas sus fuerzas. A Claudia no le quedó más remedio que
aceptar y tras pasar al lado del bloque de hielo con miedo llegó ante Zero y
Jaleel que les curó y recuperaron los sentidos.
-Claudia.
-Tómatelo con calma.
Y tú también Jaleel.
-Pero Blanck necesita
ayuda.
-Pues dársela cuando podáis, ahora sólo seríais una carga.
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Eleone terminó de
bajar los escalones con su Llave espada iluminada cuando llegó al santuario de
Madine, quien envuelto en Oscuridad seguía luchando medio vencida contra una
gran cantidad de Sincorazón.
-Necesita ayuda. Pero
aquí... me cuesta tanto poder invocar mi Luz.
-¡Eleoneeeeee!
-¿Eh?
-Eleone, estoy aquí
contigo.
-Bastet, tú también
tienes una armadura.
-Sí, como ya te dije,
mi Maestro me enseñó muchas cosas. ¿Ese es el Dios León? Y cuántos Sincorazón...
-Tenemos que
ayudarla, Bastet. Ya a penas puede mantenerse en pie.
-Déjamelo a mí.
-Pero... no hay Luz.
-Yo haré una, una que
nunca se apaga.
Bastet dio un paso al
frente y saltando al aire con todas sus fuerzas cargó todas sus energías en la
Llave espada con la cual empezó a lanzar varios meteoros de fuego que
impactaban y destruían a los Sincorazón, y ya de paso iluminaban la sala.
-¿Así está bien?
-Sí, será...
Pero entonces el
señor de la Oscuridad apareció justo en frente de Bastet y la arrojó con fuerza
contra una de las paredes, bajo la cual había un tremendo abismo. Por suerte
Bastet consiguió agarrarse al filo.
-¡Bastet!
-¡Estoy bien!
-No vais a recibir
ninguna ayuda de nadie.
-Tú, maldito seas...
-Princesa...
-¿Eh?, ¿quién...?
-Princesa.
-¡Madine!
-Princesa, préstame
tu poder.
-¿Mi poder?
-¡Rápido!
-Yo...
-¡No!
Pero el grito del joven oscuro se ahogó, Eleone aprovechó la luz
que surgía de las llamas de fuego, se tocó el pecho y llamando a su
Corazón, su Luz y la de Madine se conectaron brillando las dos con gran fuerza.
Entonces una gran explosión de luz bañó toda la habitación y la Oscuridad y el
fuego desaparecieron. Ahora la sala era toda blanca, Madine ya no parecía más
estar recubierta de Oscuridad, no quedaban Sincorazón y el señor de la
Oscuridad ya no estaba por ninguna parte.
-¡Bastet!
Eleone se arrojó rápidamente
hacia el abismo para sujetar una de las manos de Bastet y ayudarla a subir. Las
dos quedaron tumbadas por el exceso de esfuerzo.
-¿Estás bien?
-Sí.
-Princesa.
-Madine.
-Tenéis que salir de
aquí. El sello.
-Sí.
Eleone se levantó de
un salto y ayudando a Bastet que hiciera lo mismo empezaron a subir las
escaleras con toda velocidad mientras las armaduras desaparecían, una vez llegaron
arriba los otros Elegidos estaban reunidos tras haber conseguido acabar con el
Lado oscuro y las esperaban.
-¡Eleone!
-¡Bastet!
-Ahora no hay tiempo,
preparad las Llaves Espada.
Eleone saltó justo
delante del resto de Elegidos seguida de Bastet y apuntó con su Llave espada a
donde días antes se encontraba el mural del Dios León.
-¿Qué hacemos
exactamente?
-Solo concentrar
vuestra Luz en la Llave espada y disparar un haz.
Los ocho Elegidos,
uno más de lo necesario apuntaron con precisión a la puerta y sus haces de Luz
la bañaron con una poderosa fuerza, obligando al muro que se volviera a cerrar
mientras un gran cerradura sellada con sus Llaves espada se dibujaba mágicamente
en el centro de ésta.
-Parece que ya está.
Eleone, cansada pero
satisfecha de haber enmendado lo que había hecho se dejó caer al suelo
relajada.
-Sí, lo hemos
conseguido.
-Parece que todas
estas batallas han tenido sus frutos.
-A mí me basta con
saber que el Mundo está a salvo.
De pronto unas risas
empezaron a sonar como un eco por todos lados y varios portales de Oscuridad,
exactamente seis, dieron cabida a seis figuras envueltas en Oscuridad en
aquella enorme sala, justo detrás de los Elegidos que se giraron desafiantes
con sus Llaves espada ante tales amenazas. Entre ellos estaba el joven al que
habían hecho frente en dos ocasiones.
-Así que estos son
los Elegidos dos veces.
-¡¿Quienes sois
vosotros?!
-¿Acaso importa
quienes seamos? Lo que importa es que vamos a hacer.
-¿Qué vais a hacer?
-No creáis que nos
habéis vencido por volver a cerrar la puerta, esto solo ha retrasado lo
inevitable.
-¡Nunca ganaréis!
-¿Ganar, perder? Son
solo dos maneras de verlo. Recordad, no importa quien gane una batalla, sino
quien gane la guerra. Y nosotros llevamos bastante ventaja.
-¿Vuestra meta es tan
solo devolver todo a la Oscuridad?
-Nuestra meta no es
la Oscuridad, es el poder.
-¡El poder es solo
para quien se lo merece!
-No. El poder es para
quien se lo gana. Y nosotros lo tenemos.
-¡Os derrotaremos!
-Esperaremos con
ansias ese día.
Las cinco sombras que
no eran visibles desaparecieron, quedando tan solo el joven al que ya conocían.
-Recordad, nos
volveremos a ver.
-Tenlo por seguro.
Finalmente desapareció
el último dejando a los ocho Elegidos solos de nuevo.
-¿Por qué harán todo
esto?, ¿qué ganan destruyéndolo todo?
-Si supiéramos qué
son...
-No son Sincorazón.
-¿Estás seguro,
Jaleel?
-Su Oscuridad no
procede de un Corazón, son como yo, o algo así.
-No deberías usar la
Oscuridad.
-No voy a dar
explicaciones de lo que haga o deje de hacer. Gracias a esa Oscuridad hemos
podido evitar todo esto. Saber eso es suficiente para mí.
-Y para mí.
-Bueno...
-Princesa, confiad en
Jaleel, sabe lo que hace.
-¿Y ahora qué?
-Hemos ganado, deberíamos
descansar.
-No hemos ganado
nada, ya les habéis oído. No pararán hasta destruir este Mundo pero no podemos
quedarnos de brazos cruzados.
-¿Y qué quieres que
hagamos?
-Buscarles.
-¿Buscarles?, ¿dónde?
-No tenemos que
buscarles, ellos vendrán a nosotros.
-Ahora no tiene
sentido discutir esto, no podemos pensar con claridad después de lo que ha
pasado.
-Vali tiene razón,
deberíamos volver al castillo y hablar con mi padre. Me alegrará darle la
noticia de que todo está bien otra vez.
-Sí, seguro que padre
se alegrará.
-Y cuando hayamos
descansado podremos pensar con claridad cual es el siguiente paso.
Ninguno más habló,
todos parecían estar de acuerdo en ese punto, así que recuperando las pocas
fuerzas que les quedaban volvieron a trepar por la salida llegando al claro
donde sorprendidos, recibieron una bienvenida de parte del rey, Alexander y
algunos soldados que les escoltaban.
-¡Padre!
Eleone y Claudia salieron corriendo hasta quedar en frente de su padre, mirándoles con felicidad.
-¡Hijas!
-Padre, hemos vuelto
a sellar la puerta, ya no tienes nada que temer.
-Eso es una gran
noticia, pero no volváis a darme un susto a... a...
-Padre, ¿ocurre algo?
-Yo... no...
-¡Majestad!
-Mi pecho...
-Mi pecho...
El rey empezó a
cogerse del pecho con fuerza empezando a caerse aunque rápidamente sus hijas y
Alexander le sostuvieron como pudieron.
-Padre, ¿qué te
ocurre?
-Majestad, reaccione.
Eleone se quedó
paralizada viendo como su padre cerraba los ojos y no respondía a nada de lo
que le decían.
-¡Paaaadreeeee!
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