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-Aquí es dónde los
amos preparan sus juegos.
-¿Sus juegos? Esto
parece más una sala de guerra.
-¡Keiro, mira!
Bastet se había
quedado ensimismada mirando una especie de pizarra con un enorme mapa con
varias formas redondas y muchos nombres.
-¿Qué crees que es?
-Parecen... Mundos.
-¿Mundos, quieres
decir que esto es un mapa del Reino de la Luz?
-Puede ser...
-Tengo que intentar
memorizarlo, podría servirnos para el futuro.
-¡Jóvenes maestros, jóvenes
maestros!
-¿Qué pasa, pequeñín?
-Corred, por aquí.
Seguidme.
-Espera.
-Bastet, no.
Bastet salió
corriendo de nuevo detrás del pequeño sirviente de los hermanos y Keiro siguió
a Bastet para evitar que cayera en una trampa, fue cuestión de tiempo de que el
joven encontrara a su amiga junto al pequeño “demonio” en frente de una puerta blindada.
-Ahí dentro están los
esclavos, jóvenes maestros.
-¿Y como abrimos la
puerta?
-Pues como siempre,
Keiro.
Bastet dio un pequeño
salto hacia atrás e invocando su Llave espada un fino rayo de luz atravesó la
puerta blindada abriéndola al instante.
-Ah...
Pero Bastet no tomó
las medidas de seguridad necesarias, simplemente se adentró en la sala
corriendo esperando poder salvar a los esclavos, Keiro la siguió al instante y
la puerta volvió a cerrarse tras ellos.
-¡No! ¡Maldito enano,
abre la puerta!
-¡Pequeñín, confié en
ti!
-¡Lo siento, pero Ígor
teme a los amos!
-¡Mierda!
-Aparta, Keiro.
Bastet volvió a
repetir de nuevo la acción intenmttando abrir de nuevo la puerta con su Llave
espada, pero fue en balde.
-¿Por qué?
-No hay cerradura,
Bastet. ¡Ese enano cabrón nos la ha jurado!
De repente varios
ruidos sonaron por toda la habitación llamando la atención de la joven pareja.
-¿Qué ha sido eso,
Keiro?
-No lo sé. Pero no
ha sonado bien... Es obviamente una trampa.
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-Me estoy empezando a
cansar de bajar escaleras, princesa.
-Un esfuerzo más,
Zero. Es raro, la torre no parecía tan alta desde fuera.
-Quizás estamos yendo
bajo tierra.
-Entonces vamos por
buen camino, Eryn dijo que el Corazón se encontraba bajo la torre.
Finalemente bajaron
lo que parecieron las últimas escaleras y vieron lo que antiguamente parecía un
enorme portón sellado mágicamente partido por la mitad.
-Eso debía ser la
cerradura que sellaba el Corazón.
-Hay algo detrás.
Elone se asomó detrás
del portón y vio un enorme abismo de oscuridad que lo tapaba todo detrás de la
puerta.
-Oh, Dios mío.
-¿Qué demonios es
eso?
-Son... Sincorazón.
-Y ahí debajo está el
Corazón, ¿cómo es posible?
-Debe ser la
influencia que hacen esos hermanos sobre los Sincorazón. Así es imposible
sellar la cerradura otra vez, pero los hermanos son capaces de evitar que los
Sincorazón quieran consumir el Corazón. No podemos eliminar a tantos.
-Al menos parece que
no son conscientes de nuestra presencia.
-Si tan solo
pudiera...
-Princesa, ¿tiene
algún plan?
-Con tanta oscuridad
no puedo sentir la Luz del Mundo.
-¿Y si pudiera?
-Creo que podría
invocarla para poder eliminarles.
-¿Cree?
-Nunca lo he hecho
voluntariamente.
-Pero antes lo
hiciste contra esa gran bola de Sincorazón.
-Ese ataque fue
involuntario, Zero. Y no tenía la suficiente potencia para acabar con tantos
Sincorazón. ¿Has visto cuántos hay?
-Sí, son demasiados.
Nunca había visto tantos juntos.
-Nunca habíamos visto
un Corazón de un Mundo tan desprotegido. Es obvio que su Luz ha atraído a los
Sincorazón como moscas. Malditos hermanos... Si no acabamos con estos Sincorazón antes que con los hermanos, ya no habrá nadie que les prohiba atacar el Corazón.
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-Vamos, Kuroi. Te
pesa el culo.
-Lo siento, ¿vale? La
agilidad nunca fue mi fuerte.
-Y menos subir
escaleras, ¿eh?
-Pensaba que
estábamos a medio camino de la azotea.
-No te fies de por
donde entramos, grandullón. La torre entera está protegida por un hechizo ilusorio.
-¿Y no es más
inteligente entonces subir por fuera?
-No, la azotea no
sabemos a qué piso lleva.
-Pero, ¿no vamos a la
azotea?
-Primero vamos a
visitar el último piso, en todas las torres en el último piso es donde suele
estar el amo de la torre.
-Eso es lógica
aplastante.
-¿Tienes algún
problema con mi lógica?
-En absoluto.
-Yo ya me he cansado.
-¡Espera, Blanck!
El joven Elegido
invocó su Llave espada y dejándose llevar por su furia interior destrozó la
pared de la torre.
-Llevamos un rato
subiendo escaleras, y mi paciencia tiene un límite.
-Tú no tienes
paciencia.
-Puede ser.
Fue entonces cuando Blanck
se decidió a saltar hacia fuera aunque una extraña figura encapuchada le agarró
del cuello y lo lanzó de nuevo hacia dentro.
-¡Blanck!
-¡Ignus!
-Vaya, Eryn, cuanto
tiempo. ¿Una excursión por territorios enemigos?
-¡No es una excursión
y lo sabes perfectamente!
-Siempre fuiste muy
curiosa... y estúpida.
-¡Cállate!
Eryn se lanzó hacia
la figura encapuchada invocando su Llave espada y transformándola en lanza
empaló al hermano pequeño sacándolo de la torre donde empezó a caer con fuerza
hasta que finalmente le hizo chocar contra el suelo creando una ola sísmica que
levantó tierra y arena. Pero cuando se levantó y sacó su arma de los ropajes,
vio que no había nada dentro.
-¡Mierda!
-Voy a tener que enseñarte
modales, señorita.
Una enorme esfera de
oscuridad golpeó a Eryn por la espalda mandándola varias decenas de metros alejándola
de la torre y dañándola.
-¡AGGGGG!
Fue entonces cuando
un Blanck cabreado se lanzó desde la torre furioso y agarró a Ignus por la
espalda empezando a golpearle rabiosamente. El oscuro hechicero empezó a sentir
golpes por todas partes sin casi poder evitarlos hasta que reaccionó
desapareciendo.
-¡No huyas cobarde!
-¡Blanck!
Kuroi fue el último
en bajar de la torre, aunque él lo hizo desde su Llave deslizador, no tenía la
misma agilidad que su compañeros de equipo como bien habían “discutido” minutos
antes.
-¿Y Eryn?
-Allí.
Dijo Blanck sin mirar
totalmente concentrado esperando encontrar un rastro del hechicero. Kuroi salió
corriendo hacia donde Eryn había aterrizado dejando un surco en el desierto.
-¿Estás bien?
-Ay... creo que sí.
-Eres muy imprudente
e impulsiva.
-¡No hay tiempo
para sermones!
-Es obvio que no
estás acostumbrada a luchar en equipo.
-No... Siempre he
estado sola.
-Pues ya no lo estás.
Kuroi estiró su brazo
invitando a Eryn que le cogiera de la mano para ayudarla a levantarse, ella lo hizo a regañadientes y
finalmente se reunieron con Blanck.
-¿Algo, Blanck?
-No, ha huído.
-Sabe que no puede
enfrentarse a los tres a la vez. Habrá ido a buscar a Cadmio y Antías.
-Eso hará una batalla
más equilibrada.
-No, Blanck, los
tres juntos son muy poderosos.
-No les tengo miedo.
Pero aún así nosotros somos más. Tenemos que confiar en los demás.
-Vaya... Nunca me
esperaría escuchar algo así de ti.
-No me conocéis.
-¿Y ahora qué?
-A esperar...
-¿Estás segura?
-Ya has oído a Blanck.
Se piensan que somos los únicos que estamos aquí. Vendrán los tres y les
esperaremos, y rezaremos porque Blanck tenga razón y podamos confiar en la
princesita, el cachorrilo y los tortolitos. Y entonces acabaremos con ellos.
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-Keiro, tengo miedo.
-Abriré un portal y
saldremos de aquí.
-¡No!
-Pero...
-No, Keiro. Nada de
portales.
De pronto una luz se encendió
en lo que parecía un laboratorio donde había varios tubos de cristal enormes
llenos de líquido que protegían extrañas criaturas híbridas de Sincorazón y humanos.
-Ke-Keiro... Son...
-Esos cabrones...
Los tubos empezaron a
vaciarse del líquido.
-¿Qué....?
-Van a salir. Keiro,
no.
-Les derrotaremos.
-No, no podemos. Son...
son...
-No, Bastet. Ya no lo
son.
Cuando terminaron de
vaciarse, aquellas horribles criaturas abrieron sus ojos amarillos y empezaron
a golpear los tubos con fuerza, haciendo añicos los cristales y salieron al
exterior.
-Aún estoy a tiempo
de abrir un portal, Bastet.
-No, tenemos que
intentsr salvarles.
-Bastet, ya no...
-¡Tenemo que
intentarlo, Keiro!
Las criaturas
empezaron a acercarse lenta pero firmemente.
-Atrás, Bastet.
-Pero Keiro...
-Tranquila, no les
haré demasiado daño. Mientras piensa en algo.
-Keiro...
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