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La princesa Eleone se
encontraba en los balcones del castillo asomada intentando refrescar la mente.
El día había sido duro, el rey había caído en coma y ahora todas las
responsabilidades del reino caerían sobre ella mientras su padre estuviera en
ese estado víctima de una terrible enfermedad.
Aquella refrescante
escapada le había dado a la princesa un momento de tranquilidad y desasosiego,
a penas podía contener las lágrimas mezcla del estrés y la tristeza, en ese
momento necesita el apoyo de todos más que nunca. Fue entonces cuando apareció
la persona de la cual necesitaba más apoyo en ese momento.
-Princesa, vais a
coger frío.
-Alexander...
La princesa se giró
para verle, pero rápidamente volvió la vista intentando esconder las lágrimas y
la gran tristeza que bañaba sus ojos. Su guardián se acercó abrazándola por la
espalda, matando dos pájaros de un tiro, ofreciéndola un apoyo moral y un manto
de calor.
-Princesa. Yo... me
siento tan inútil...
-No digas eso,
Alexander. Tú no tienes la culpa.
-Yo era el protector
del rey, debí haberme dado cuenta.
-Él llevaba ya tiempo
así, ¿recuerdas? Tenía la intención de retirarse para que yo gobernara, solo
que las cosas se complicaron y no se fiaba de que yo lo hiciera correcto. Soy
yo quien se lo he hecho.
La princesa bajó más
la vista derrumbándose del todo y empezando a llorar descontroladamente.
Alexander se separó ligeramente y la dio la vuelta para mirarla de frente
aunque ella rápidamente se guareció en su pecho.
-Princesa... Eleone,
por favor no llores.
-¿Qué voy a hacer? No
sé qué hacer sin él. Estoy perdida.
-No tienes que
llevarlo tú sola. Ya lo sabes. Tienes a los demás Elegidos, a los
soldados, a los sabios y me tienes a mí.
Sé que no puedo sustituirle pero...
Eso último hizo
recuperar una sonrisa a la princesa que salió de su escondite con la cara aún
empapada y selló los labios de su guardián con un dedo.
-Tampoco hay nadie
que pueda sustituirte a ti.
El silencio se adueñó
del lugar hasta que finalmente los dos acercaron sus rostros y sellaron aquella
noche con un beso que le hizo recuperar las fuerzas a la princesa.
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Al día siguiente, la
princesa montó una reunión a la que solo fueron los más allegados en ese
momento, los ocho Elegidos que sellaron la puerta el día anterior y Alexander.
-Solo nosotros
sabemos lo que pasó aquella madrugada. Así que es nuestro deber decidir cual
será el siguiente paso.
-Pero princesa, ahora
eres tú quien manda, tú debes decidirlo.
-No. No es que no quiera
llevar todo el peso sobre mis hombros, pero debemos hacer lo más aconsejable,
no lo que yo crea conveniente.
-Esa es una sabia
decisión, princesa.
-Yo ya opiné sobre
esto, deberíamos perseguir a esos monstruos y hacerles pagar lo que han hecho
con nuestros Mundos.
-Pero no sabemos a
dónde han ido o dónde se ocultan.
-Quizá tú podrías
encontrarlos, Jaleel.
-No. No puedo. No sé
abrir portales de Oscuridad, aunque...
-¡No, ni hablar!
Keiro necesita apoyo para volver a la Luz, no permitiré que le pidáis algo así.
-Bastet, si me
necesitan...
-¡No! Solo si no
queda más remedio y aún así... No...
-Puede que Keiro sea
nuestra salida más rápida, pero no es una opción aconsejable. Deberíamos usar
la Luz para conseguir esto, no apelar a la Oscuridad.
-La Luz no tiene ese
poder, princesa.
-Eso no es verdad.
-¿Ah, no?
-No. Bueno... tampoco
quisiera llegar aquí y ahora hacerme la interesante, pero de entre todos los
que estamos aquí parece que solo Keiro y yo tuvimos un Maestro.
-Cierto, Bastet,
dijiste que vuestro Maestro os enseñó a controlar la Llave espada, como la nave
esa.
-Sí, aunque Bastet
era mejor alumna que yo, yo solo aprendí un poco, ella siempre iba un paso por
delante de mí.
-Por favor, Keiro, me
vas a sonrojar.
-Es la verdad.
-Dejaros de
tonterías. Dinos, pelirroja, ¿a qué te referías con que la Luz sí tiene ese
poder?
-La nave de la que os
ha hablado Eleone, no es para usarla dentro de un Mundo.
-Entonces, Bastet...
-Se usa para moverse entre
Mundos, pero la Llave deslizador es inútil por si sola debido a las barreras
que protegen los Mundos, así que nuestro Maestro nos enseñó a abrir portales
para salir al espacio que hay entre los Mundos.
-O sea, que no es una
solución viable. Lo único que nos permitiría ese portal tuyo es poder buscar en
los pocos Mundos que hayan resistido el implacable ataque de los Sincorazón, no
nos llevaría ante ellos.
-Bueno, yo solo digo
que...
-¡¿Y qué hay de malo
en ello?!
-¿Qué quieres decir,
princesa?
-¿Acaso no es obvio?
Nuestro deber es recuperar la Luz, aquellos hombres de negro nos dijeron que
nos llevaban ventaja porque habían destruido los Mundos, pero ¿y si viajásemos
intentando recuperarlos? Protegeríamos los que ahora están cayendo para que se
unieran a nosotros y con un poco de suerte encontraríamos gente con más
información que nos podrían ayudar a recuperar los Mundos ya caídos.
-Eso tiene sentido.
-Eso tiene sentido.
-Entonces, ¿el plan
es vagar por el enorme y casi infinito espacio que divide los Mundos buscando
supervivientes para echarles una mano y dejar Eclissis indefensa?
-Eres muy negativo,
Vali.
-No tiene porque irse
todo el Mundo, podríamos mandar una expedición. El resto se quedaría aquí.
-¿Y quién iría en esa
expedición?
-Bueno, eso es lo que
deberíamos discutir.
-Yo quiero ir.
-Keiro, tú no sabes
invocar la Llave deslizador.
-Pues aprenderé.
-De hecho, Bastet,
nadie de aquí sabe usar la Llave deslizador salvo tú, así que...
-¿Así que...?
-Pues es obvio,
Bastet. Tú serás nuestra Maestra.
-¿Yo, pero estáis locos?
No adquirí el grado de Maestra, no sé...
-Bastet, debes
confiar más en ti.
-Sí, Bastet, te
necesitamos para aprender a salir por nosotros mismos a ese espacio. No podemos
ir todos otra vez en tu deslizador.
-Mmm... está bien.
-Deberíamos reunir a
todos los Elegidos que haya en Eclissis para que Bastet empiece a enseñarnos.
-¿Todos? Pensé que
solo seríais vosotros.
-Necesitamos a todos
los Elegidos posibles para futuras expediciones. No nos vendría mal tener el
mayor conocimiento posible de la Llave espada.
-Entonces no perdamos
más el tiempo.
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Por la tarde, todos
los Elegidos de la Llave espada apostados en Eclissis fueron reunidos por la
princesa y sus generales en los patios del castillo, donde Bastet, la ahora
Maestra del ejército de la Luz, debía enseñarles a invocar la Llave deslizador.
-Bueno, ejem, yo... A
partir de ahora yo seré vuestra Maestra, enseñaros a invocar la Llave deslizador
puede llevar su tiempo así que la princesa, aquí presente ha decidido que los
primeros que aprendan a dominar la invocación serán los que partan de
expedición.
La tarde fue ardua y
larga, Bastet hacía todo lo posible, enseñando paso a paso como invocar la
Llave deslizador y sorpresivamente fue la propia princesa Eleone la que primero
aprendió a hacerlo, los siguientes fueron Keiro y Blanck que parecían tener un
buen instinto para ello, finalmente lo consiguió Zero y un último y desconocido
Elegido fue el sexto miembro que iría a la expedición.
-¿Cómo te llamas?
-Mi... mi nombre es
Kuroi.
-Bien, Kuroi.
Siéntete privilegiado, has sido elegido por la princesa de Eclissis para viajar
en una difícil misión.
-Aceptaré de buen
agrado.
-Qué educado es.
-Bueno, estamos los
seis.
-¿Estás segura que
quieres ir princesa?
-Sí, no podemos
perder más tiempo esperando a que alguien más aprenda a invocar la Llave
deslizador. Y quiero ser útil. Además, sé que podrás hacerte cargo junto a
Claudia de todo mientras estemos ausentes.
-Y yo la protegeré.
-Más te vale hacerlo
bien, hermano.
-¿Hermano?
-Sí, Alexander y Zero
son hermanos, si son clavaditos.
-No había caído en
eso, pensé que el parecido era pura coincidencia.
-Bah, no nos
parecemos en nada. En fin, entonces vamos la princesa, la pelirroja, Mr. negro, el nuevo, colmillitos y yo, ¿no?
-Un poco más de respeto, Zero.
-Esos somos los que
hemos aprendido, el resto deberá seguir practicando mientras estamos ausente
para futuras expediciones.
-Yo me ocuparé de que
sigan entrenando, princesa. Aunque montaré guardias por si acaso.
-Esa es una buena
idea.
-Bueno, ya basta de
cháchara. Deberíamos partir. Tengo ganas de romper cabezas de Sincorazón.
-Keiro, controla tu
ira...
-Es mi manera de
canalizar mi fuerza.
-Y así te va.
-¡Déjale en paz! Ya
os dije que yo me ocupada de eso, Keiro es mi responsabilidad.
-Ok, pero tenle controladito.
-Démosles una
oportunidad. Ahora marchémonos. Bastet...
La pelirroja entendió
lo que significaba que la princesa la llamase así y apuntando al cielo lanzó un
rayo de luz que abrió un portal al espacio intermedio. Luego lanzaron su Llave
espada al cielo dándole la forma de su deslizador. Eleone tenía una especie de
moto voladora, Zero una doble tabla de Skate, Keiro una especie de avión sin
cabina, Blanck una tabla de surf con cadenas y Kuroi una especie de rueda con
propulsores que lo protegía todos lados menos por izquierda y derecha.
Finalmente invocaron sus armaduras y se subieron a las Llaves deslizador
marchando inmediatamente hacia su misión liderados por la princesa.
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