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El batallón de Vali
se apostó delante de las ruinas a modo de defensa total esperando el momento en
el que los Sincorazón aparecieran.
-¿Cuál es el plan,
capitán?
-No hay plan ni
estrategia. Simplemente no podemos permitirnos el lujo de dejar que un solo
Sincorazón entre en las ruinas. Incluso a costa de nuestras vidas.
-Ese plan es
perfecto, capitán.
-Pero si os he dicho que...
-¡Vamos chicos, no
defraudemos al capitán!
Fue cuestión de
segundos que aquel grito inundado con el poder de los Corazones de todo el
batallón sirviera de señuelo para los Sincorazón que salieron todos a la vez de
su escondite lanzándose al ataque.
La batalla empezó del
lado de la Luz, tanto Vali como sus soldados lucharon con todas sus fuerzas
rechazando oleada tras oleada de Oscuridad, pero cada oleada era más poderosa
que la anterior y sería cuestión de tiempo que fueran eliminados, por suerte
aguantaron el suficiente tiempo, un par de horas, hasta que la planificación de
la estrategia fue necesitada de cambios.
-¡Biggs, Wedge!
-Capitán, no
aguantaremos más, una oleada más y...
-Lo sé. Usad el
pergamino de tele transporte.
-Pero... la misión...
-Tranquilos, yo me
ocuparé a partir de ahora.
-¡¿Cómo?! Ni en
sueños le vamos a dejar solos, capitán.
-No es una petición,
Biggs, es una orden.
-Pero señor...
-Tranquilos, no os
estoy pidiendo que me abandonéis a mi suerte. Pedid refuerzos.
-¡¿Refuerzos?!
-Es obvio que si
perdemos esta batalla no habrá futuro para nadie. No os podrán negar refuerzos,
si cayésemos todos en esta batalla nadie podría ir a informar de que aún hay
posibilidades de sobrevivir. Chicos, ¡confío en vosotros!
-Capitán...
-Ahora, ¡id!
Vali se lanzó hacia
el descampado delante de las ruinas esperando ganar el suficiente tiempo para
que sus subordinados activaran el pergamino. La nueva oleada estaba formada por
Neosombras, versiones más humanas de las pequeñas Sombras, aún más poderosas, rápidas
e inteligentes, pero Vali estaba empleando todas sus fuerzas.
-¡A trabajar, chicos,
no podemos defraudar al capitán!
-Pero Biggs...
-Nosotros ya no
podemos ayudarle, y huir todos no es una opción, cuanto antes nos vayamos antes
vendrán refuerzos para ayudarle.
-Sí...
La invocación del
poderoso hechizo espacio-temporal fue llevada a cabo mientras Vali se
enfrentaba a las Neosombras, las últimas imágenes que pudieron ver sus hombres
fueron a su valeroso capitán luchando contra los Sincorazón mientras una sombra
hecha de hielo se formaba en su espalda.
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Momentos después,
desde los balcones reales, el general Alexander observaba la tranquila noche
hasta que un frenético grito le sacó de sus ensoñaciones.
-¡General Alexander!
¡General!
-Cabo Biggs, ¿qué
ocurre?
-Es el capitán Vali,
mi general. Eran demasiados Sincorazón, nos pidió huir, pero necesita
refuerzos.
-Esa misión era de
alto secreto y fue mandada por el rey, yo...
-General, el capitán
dijo que de ello dependía el destino del Mundo.
-¡Iré yo!
-¡Zero!
-No te preocupes,
Alexander. Me sé de alguien que querrá venir conmigo, marcharé en seguida.
-Pero el rey...
-Ahora no hay tiempo
para ser soldaditos falderos, Alexander. Yo me fío de Vali, y no hay tiempo
para despertar al rey, es plena noche... Iré te guste o no. Biggs, ¿dónde está
el capitán Vali?
-En las ruinas del bosque de cristal.
-En las ruinas del bosque de cristal.
Tan pronto como oyó
el lugar, Zero saltó desde lo alto de los balcones y aprovechando su gran
agilidad con las acrobacias se permitió acabar cayendo en las almenaras de los
muros, a Alexander ni siquiera le dio tiempo a decirle nada.
-Sigues aquí, Jaleel.
-Zero...
-Nos vamos.
-¿A dónde?
-Parece que Vali se
ha quedado solo en su misión y ha pedido refuerzos.
-Era de esperar. La
Oscuridad que provenía del sur ha ido creciendo a lo largo de la noche.
-¿Y a qué esperamos?
-No llegaremos a
tiempo.
-¿Cómo dices? Si no
lo intentamos...
-A Vali le queda poco
tiempo, algo muy grande se acerca.
-¿Y nos vamos a
quedar de brazos cruzados?
-Yo no he dicho eso,
pero necesitamos la ayuda de alguien.
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Las horas en vela se
pasaban extremadamente lentas para Keiro, aunque ver la risueña cara de Bastet
dormir era casi como un consuelo.
-¿En qué nos hemos
metido? Esto no debería haber ocurrido... Si hubiera sido más fuerte podría
haber protegido al Maestro y a la gente del pueblo, pero fui débil...
Los pensamientos en
voz alta de Keiro fueron bruscamente interrumpidos cuando sintió una terrible
Oscuridad provenir del exterior, se asomó a la ventana y vio una silueta
rodeada de Oscuridad y sin despertar a Bastet, saltó desde las alturas con
cuidado y bajó.
-¿Quién eres?
El aura de Oscuridad
se fue reduciendo hasta que al desaparecer Keiro pudo ver al joven de melenas
largas que le había encontrado a él y a Bastet en lo alto de aquel edificio.
-Tú... esa
Oscuridad...
-¿De qué te
sorprendes? Tú también puedes, ¿no?
-No es momento para
discursitos tenebrosos.
Zero salió de detrás
de una estatua.
-Necesitamos tu
ayuda.
-¿Mi ayuda?
-Sabemos de lo que
eres capaz y no tenemos tiempo. Tu novia dijo que queríais ayudar.
-¡No es mi novia! Y
es ella la que quería ayudar.
-Si no nos ayudas,
este Mundo caerá.
-Y ya no tendréis
donde ocultaros.
Keiro chascó la lengua sintiéndose entre la espada y la pared, sabía lo que haría Bastet sin pensarlo, pero él no quería ayudar, aunque no parecía tener elección.
-¿Qué hay que hacer?
-Necesitamos que
abras un portal al bosque del sur.
-¿Un portal?
-No te hagas el
tonto.
Keiro volvió a chascar
la lengua molesto, no le gustaba que supieran más de él que él de los demás, se
sentía manipulado.
-Le prometí a Bastet
que no volvería a usarlo.
-Si no llegamos a
tiempo a donde tenemos que ir, me temo que no podrás hacerle más promesas a tu
novia.
-Te estás poniendo
muy pesadito, ¿sabes?
-Haya paz.
Zero se interpuso entre los dos justo antes de que saltaran las chispas.
-Mira, tío. Esta
ciudad te está acogiendo y están permitiendo que tu amiguita pueda dormir
tranquila en su cama, si no lo haces por nosotros, hazlo por ella. Seguro que
no querrá despertarse mañana en el otro barrio.
-Está bien. Pero, ¿qué
ocurre?
-Que si no nos llevas
al sur ahora mismo, este Mundo se va a convertir en otra bola de Oscuridad.
-Supongo que con esa
explicación tengo bastante. De momento...
Keiro no habló más,
ni Zero ni Jaleel parecía que tuvieran que decir nada ya, así que el primero
canalizó Oscuridad como acababa de hacer horas antes y alzando su brazo una
chispa de Oscuridad fue creciendo hasta que un portal de Oscuridad se abrió, los dos flequillos que caían por la frente de Keiro se volvieron blancos, rápidamente se los retiró.
-Ahí dentro...
-Lo sabemos, no hay
tiempo.
Jaleel y Zero se
lanzaron de cabeza al portal seguidos de Keiro, lo atravesaron en su totalidad
sin temor a nada y cuando salieron al otro lado aparecieron en el linde del
bosque.
-¿No podías ser más
preciso?
Keiro cerró el portal
y chascó la lengua una vez más cabreado.
-No conozco este
Mundo, lo he hecho lo mejor que he podido.
-Déjale, Jaleel. Aún
hay tiempo.
-Rápido.
Los tres volvieron a
salir corriendo atravesando el bosque.
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-Majestad, majestad.
Alexander estaba
despertando al rey para darle las nuevas noticias. El rey no tardó en
despertarse algo confuso y adormilado.
-¿Qué...? ¿Qué...?
Alexander, ¿qué pasa?
-Majestad, siento
interrumpiros. Los soldados del capitán Vali han vuelto, él se quedó en las
ruinas pero necesitaban refuerzos.
-¿Refuerzos?, ¿y
quien...?
-No se preocupe, majestad. Zero marchó raudo y dijo que sabía de alguien que podía ayudarle. Majestad, no podemos retardar más esto.
-No se preocupe, majestad. Zero marchó raudo y dijo que sabía de alguien que podía ayudarle. Majestad, no podemos retardar más esto.
-Tienes razón.
Pensaba que tras las oleadas de ayer los Sincorazón no nos molestarían esta
noche. Pero el Corazón del mundo debe ser una atracción demasiado poderosa.
Enciende la alarma, quiero a todos en la sala de reuniones en diez minutos. Hay
que encontrar una manera de volver a cerrar la puerta ¡ya!
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Escasos segundos después, Jaleel, Zero y Keiro alcanzaban el claro que se encontraba justo delante de las ruinas, pero la visión que presenciaron no era para nada lo que esperaban encontrar. La parte del bosque que rodeaba la zona y parte de las ruinas mismas se habían convertido en una caricatura de una cueva helada, incluso el ambiente mismo estaba más frío, como si la temperatura en aquel lugar fuese más baja de lo normal. Alzaron un poco más la vista y pudieron ver tres Lados oscuros que estaban a punto de entrar en el claro, aunque cuando se alertaron y prepararon para luchar invocando sus Llaves espada se dieron cuenta de la realidad, estaban igual de congelados que la zona junto a unas cuantas Neosombras más.
-¿Qué demonios?
-Esto parece...
Invierno...
-Ha debido de ser Vali.
-Qué poder, está
todo... congelado.
No tardaron en ver al
joven capitán tirado en el centro del claro inconsciente, debía estar exhausto
para haber invocado esa gran cantidad de hielo.
-¡Vali!
Zero fue el primero
en verle y se abalanzó sobre él sujetándole la cabeza.
-Sigue vivo.
-Nos ha dado el
tiempo suficiente para llegar. Déjale descansar.
-Yo que vosotros no
haría desaparecer las Llaves espada.
-¿Qué ocurre?
-El hielo se está
derritiendo.
-¡¿Cómo?!
-Parece que al estar
inconsciente, Vali no puede mantener esto por más tiempo. Pero ya hemos
llegado, le relevaremos.
Mientras Zero se
levantaba dejando a Vali en el suelo, los tres rodearon al capitán inconsciente
mientras eran testigos de como iba amaneciendo y el Sol derretía poco a poco el hielo que rodeaba a los gigantes oscuros.
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